Ciberperiodismo de viajes

•16 marzo 2009 • Deja un comentario

Echando un vistazo a la iniciativa ciberperiodística de viajes Tu Aventura, me doy cuenta de varios aspectos. De entre todos resaltaría la innovadora, perspicaz e ingeniosa idea de mediante el trabajo colaborativo y la red de colaboradores voluntarios intentar ofrecer un panorama diferente de diversas partes del mundo, mediante enfoques dispares que nos ofrecen las personas que participan en la confección de los contenidos. Realmente no he tenido tiempo para saber si la gran mayoría de éstos huyen de los tópicos y de las típicas guías de viajes turísticas e institucionales. Presupongo que sí. Y según logro intuir, así lo hacen.

Creo que debido a su organización y funcionamiento es un proyecto súper sostenible, por lo que aplaudo la perspicacia de los instigadores de tal iniciativa. Sin embargo, creo que para pretender ser una alternativa diferente de viajes se tiene que ofrecer mucha mayor variedad de lugares y enfoques. Creo que mayormente se nos habla, aunque puede que sea con una visión diferente, de los típicos lugares de siempre: Iberoamérica y Europa. Echo en falta un acercamiento a culturas asiáticas y africanas, probablemente más desconocidas para nosotros y de más difícil acceso por el contraste de culturas.

No obstante, entiendo que esto lleva un proceso y que seguramente no les esté descubriendo nada nuevo. Tiempo al tiempo.

Me gustaría que las páginas tuvieran más en cuenta el lado menos agradable de las culturas, que no nos hablaran de todo lo bueno aunque desconocido y que dieran una visión más pluridisciplinar. Parece ser que la gran mayoría de los colaboradores son periodistas o personas relacionadas con el ámbito de la comunicación. Echo en falta puntos de vista de historiadores, antropólogos, psicólogos, trabajadores sociales, marginados, etc.. No dudo que no he hecho un análisis exhaustivo de la página por falta de tiempo y que pueda equivocarme pero esa es mi impresión inicial.

Me parece muy acertada la distinción en siete secciones: editorial, noticias, rincones del mundo, tu aventura, galería visual, materiales y links. Con esta diversificación se consigue que unas complementen a las otras y que se de una visión mucho más clarificadora. Además era necesario, como muy bien hacen, darnos noticias de lo que acontece en relación con los diferentes estudios culturales, conferencias, concursos, etc.. y sobre todo la relación de libros o guías que desde diferentes puntos de vista nos acercan a una determinada cultura o lugar.

Hay que tener en cuenta que cualquier internauta puede ser corresponsal. Esto, por un lado, puede ser positivo en el sentido de ofrecer un tratamiento o punto de vista diferente e individual, pero ojo, también puede ser perjudicial; perjudicial en el sentido de que podemos estar ante información no exhaustiva, inexacta o no actualizada. Además, Tu Aventura no se hace responsable de los contenidos ni de la opinión de los colaboradores. Me gustaría saber, pues, cuál es el filtro por el que tienen que pasar tales informaciones, que seguro que lo hay.

Otro aspecto que me gustaría comentar es el referente a la interfaz. De diseño no tengo nada que decir, de hecho me parece bastante atractivo, pero tengo que decir que he encontrado ciertas dificultades para poder hacerme una idea general de la multiplicidad de artículos, contenidos o materiales que hay en la página, y que probablemente hayan originado que no la haya juzgado en su justa medida. Creo que los temas o la relación de contenidos tendrían que poder verse en una lista desplegable y no tener que buscar página por página a ver lo que te encuentras; lo encuentro un poco farragoso.

El valor del arte y la intervención del estado

•16 marzo 2009 • Deja un comentario

La noticia de la exitosa subasta de la colección de arte privada de Yves Saint Laurent y Pierre Bergé, que recaudó la nada despreciable cifra de 374 millones de euros, entre los que se encuentran los 21,9 millones pagados por una butaca de la diseñadora de origen irlandés Eileen Gray y los 32 millones de un matisse, me suscita múltiples preguntas acerca del arte, como por ejemplo, ¿cuál es su valor? ¿está justificado este valor? ¿quién pone el precio? ¿cantidad de dinero es igual a calidad?, etc.

Bueno, en primer lugar, y que no se me enfaden los críticos ni artistas, pagar tales cantidades de dinero, a mi, particularmente, me parece una auténtica aberración, una vergüenza y una falta de respeto. Evidentemente cada uno hace con su dinero lo que quiere y no seré yo el que se lo prohíba. Legalmente, no tengo nada que decir. Es un mercado que se rige por la ley de la oferta y de la demanda, como «buen» sistema capitalista. Sin embargo, moralmente me parece un insulto a la sociedad, tanto en época de crisis como de bonanza económica; la de problemas que podría resolver tal cantidad de dinero. Podrían gravar un impuesto por obra de arte comprada y destinarla a labores humanitarias, por ejemplo. Sabrá el comprador del cuadro que ese es exactamente el dinero que la Comisión Europea tiene previsto destinar este año para hacer frente a la situación de Gaza en el conflicto con Israel, y que aún y así va a ser insuficiente para la supervivencia de muchos palestinos (http://www.webislam.com/?idn=13912). Sabrá este señor o señores que en diciembre del 2007 la ONU hacía un llamamiento internacional para recaudar 2600 millones de euros para proporcionar ayuda urgente a 25 millones de personas distribuidas por 24 países. Me pregunto si habrán colaborado (http://www.soitu.es/soitu/2007/12/10/info/1197306989_412984.html). De todas maneras, lo hayan hecho o no, tampoco tendría justificación.

Me pregunto también si cuando realizan la compra la hacen porque verdaderamente el arte les atrae como tal, por su valor estético y simbólico, por ejemplo, o lo hacen simplemente con el fin de invertir y con vistas a especular en un futuro venidero. La verdad es que a lo mejor estoy errando en el tiro y lo que realmente me repateé sea la desigual distribución de riquezas en el mundo y la concentración de capital. Realmente, a decir verdad, me da un poco igual que quien tiene el dinero se lo gaste en un cuadro que en salidas nocturnas, un coche, un yate o un jet privado o similar. Pero bueno, esto sería otro tema.

Interesante en este sentido es el trabajo de Ray Beldner consistente en recrear obras maestras de la arquitectura y de la pintura con billetes de curso legal, como crítica al concepto del valor del arte.

Otra cosa que siempre me he preguntado es cómo puede ser posible que personajes, ahora tan ilustres, como Van Gogh, Kafka o Gauguin murieran en el más profundo anonimato. ¿Qué leyes sigue el arte? ¿Cómo se explica esto? ¿Tiene unas leyes objetivas? ¿Si las tiene, por qué no se reconocieron antes artistas de la «talla» de los citados? El siguiente vídeo que encontré en internet me sugiere la idea de que muchas veces el valor que se le da a una obra de arte tiene que ver con el contexto donde tenemos contacto con esa obra de arte. En el video observamos como Joshua Bell, uno de los mejores violinistas del mundo se pone a tocar en el metro de Washington y para la gran mayoría de la gente pasa desapercibido.

Aunque creo que el vídeo es un poco trampa; no creo que el metro sea el escenario ideal para realizar tal experimento, siempre me he preguntado que pasaría si por ejemplo, Miquel Barceló, expusiera su obra en el metro de manera anónima. ¿Qué creen ustedes, qué se valoraría la obra como hasta ahora o pasaría desapercibida, como una más? Y si por el contrario expusiéramos la obra de un artista no consagrado en el Museo del Prado, ¿se revalorizaría?. En fin, no sé. Supongo que es algo muy personal.

Voy ahora a reproducir una cita de Daniel Keel, propietario del sello editorial suizo Diogenes, extraida de un blog que encontré (http://rosasilverio.blogspot.com/2007/02/el-valor-del-arte.html), que dice así:

«Ocurre exactamente lo mismo en la literatura que en la pintura. El proceso empieza por los medios de comunicación, que consideran bueno todo lo nuevo aunque no les importe en absoluto. Luego siguen los propietarios de las galerías de arte y los editores, quienes tratan de obtener ganancias con las obras. Después viene el impresor, a quien le tiene sin cuidado lo que imprime, y los dueños de tiendas y librerías, a los cuales les molesta esta situación pero no se atreven a decirlo. Finalmente está el lector o el coleccionista, quien se siente muy mal si no demuestra entusiasmo, aunque en realidad la obra le haya parecido terriblemente aburrida. Todo está basado en una cadena de mentiras, en una falta de valor para expresar convicciones propias. A las personas les da miedo que las tachen de no estar al día o de no entender el arte en absoluto. Alguna vez Picasso se preguntó por qué la gente se empecinaba en entender las pinturas, en vez de limitarse a mirarlas. El maestro hizo una buena comparación al señalar: `¿Quién quiere entender el canto de un pájaro? Uno lo escucha, y simplemente lo disfruta o no».

He querido linkear esta página porque me parecen muy interesantes las preguntas que fórmula esta chica dominicana, que les reproduzco a continuación y los consiguientes comentarios que suscitan:

«¿Qué piensan ustedes? ¿Cómo puede medirse la calidad y trascendencia de una obra de arte? ¿Acaso depende del gusto personal o hay unos valores objetivos y universales? ¿Es posible que esa cadena de mentiras de la que habla Keel sepulte grandes obras e inmortalice otras que no valen la pena? ¿O creen ustedes que el verdadero arte logra imponerse sobre todas esas circunstancias?»

En otro blog, http://i-elanor.typepad.com/ielanor/2006/01/el_valor_del_ar.html , y viniendo un poco a colación, se nos habla de la reacción de uno de los expertos en Picasso, Pepe Karmel, ante la entrada en los Record Guiness de El niño con una pipa, como cuadro más caro de la historia. Para él este hecho representa un claro divorcio entre el mercado y los valores reales del arte.

En cuanto a la intervención del estado en la promoción, difusión y mantenimiento del arte me gustaría decir que me parece un poco hipócrita, por ejemplo, el hecho de que el gobierno español financie la obra de Barceló en la sede de la ONU, la controvertida cúpula de la vergüenza como Vicente Romero de El País la califica, con una partida de 500.000 euros procedentes de los Fondos de Ayuda al Desarrollo y que se justifique con que tal trabajo `contribuirá a la promoción de los derechos humanos y el multilateralismo´

Yo, particularmente, no estoy en contra de la intervención del estado en la difusión, mantenimiento y conservación del arte. Sin embargo, creo que se tendrían que establecer unas prioridades y destinar el dinero a lo que realmente se necesita. Soy consciente que no seré yo quien establezca lo que se necesita, pero lo que si que estoy seguro es que gastarse ese dineral en decorar la cúpula de la sede de la ONU es una decisión bastante desafortunada y, a mi modo de ver, ofensiva. Creo que la intervención del estado tendría que ir más destinada a la formación de futuros artistas, con la creación de centros, becas e incluso premios. No creo que la opción adecuada sea la de financiar la obra del pintor español más cotizado del momento. No creo que lo necesite; se podría haber financiado con capital privado. No creo que la solución sea tanto promocionar en el extranjero el arte español, si es que podemos llamarlo así, o si es que hay algo que no sea el lugar de procedencia de los artistas que unifique tal arte, sino más bien el formar o educar una consciencia crítica y analítica del que puede llegar a ser el futuro artista o crítico de arte mediante debates, foros, estudios, etc.. (http://agenciacritica.net/archivo/2005/10/el_intelectual.php)

Entradas de interés:

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  • Cuadros más caros del mundo

Tópicos en producciones culturales

•28 febrero 2009 • Deja un comentario

Los tópicos son ideas triviales que carecen de toda importancia y novedad y que son sabidas de todos o por lo menos gozan de gran aceptación. Hay multitud de tópicos y, como la Real Academia Española nos señala, los tópicos suelen referidos a un lugar aunque también según su diccionario panhispánico de dudas se refiere a una «idea o expresión muy repetida», lo que vendría a ser un sinónimo de estereotipo si nos atenemos a la definición que se nos en la R.A.E  sobre este término: » Imagen o idea aceptada comúnmente por un grupo o sociedad con carácter inmutable». 

En España por ejemplo el tópico es el flamenco, los toros y la fiesta, entre otros. Echen un vistazo sino a las siguientes páginas: http://www.cyberspain.com/life/toros.htm, http://www.red2000.com/espana/espana.html

Al final de esta reflexión encontramos una serie de enlaces bastante ejemplificadores.

topico-espana1

Que se tengan o se difundan estas ideas, sin embargo, no quiere decir que se asemeje con la realidad. Muchas de estas ideas pueden ser falsas o, más bien dicho, equívocas.

Según mi punto de vista el tópico se puede evitar en determinados casos aunque bien es cierto que muchas veces el tópico se utiliza no con mala intención sino más bien como gancho o herramienta para atraer a una audiencia, como por ejemplo en el caso de películas como Vicky Cristina Barcelona, donde encontramos representada la típica imagen de Barcelona (1). Muchos de estos tópicos como es el caso de esta película favorecen la difusión, conservación y mantenimiento de una cultura y unas prácticas o rasgos característicos propios de una sociedad, rasgos que poco a poco se van perdiendo, debido en gran parte a la globalización, que según señala la obra La Migración Digital de Lorenzo Vilches, está provocando la desaparición de gran parte de pequeñas civilizaciones y sus culturas. Estos tópicos, por tanto, pueden hasta ser, según desde el punto de vista que se mire,  hasta positivos. Pueden ayudar a entender una sociedad y hasta favorecer la integración. Aún así tiene que quedar claro que esa imagen de Barcelona no se corresponde cien por cien con la realidad de la ciudad, ya que se obvian otras muchas prácticas y costumbres no tan enraizadas en la opinión pública, pero no por ello menos significativas y representativas de la ciudad.

Generalmente, incluso desde las mismas instituciones gubernamentales se difunden tales tópicos con el fin de atraer el turismo.

Hay, sin embargo,  en casos en que creo que se debería evitar, y sobretodo si se trata de producciones culturales. Y se debe evitar porque en primer lugar, como ya hemos dicho, no es cierto que el tópico sea representativo de la mayoría de los miembros del colectivo, lugar al que supuestamente identifica y muchas veces puede generar una serie de problemas como son, por un lado, el exclusivismo y, por otro, la postergación de ciertas prácticas, actitudes o pensamientos. Por ejemplo, en múltiples películas que tratan sobre el nazismo se nos presenta a los alemanes como partidarios del exterminio judío. No todos lo eran. Es como si ahora decimos que todos los israelies estan en contra del estado palestino. Podemos hablar pues de la existencia de múltiples realidades, difíciles de racionalizar en ideas sencillas, aunque es lo fácil y recurrente. A veces incluso son ideas caricaturescas. Ideas que pretenden resumir de manera sencilla la realidad y así ser más fácilmente asimiladas por la sociedad. Esto puede provocar incluso un encastillamiento en los valores culturales que se creen como propios. También, muchas de estas ideas pueden estar camufladas bajo la apariencia de verdades, con el peligro que esto conlleva: la manipulación.

Numerosos colectivos, como por ejemplo los rumanos, se ven perjudicados por la manera en que los medios de comunicación de ciertos países occidentales tienden a presentar solamente una imagen negativa de Rumania, debido a casos desafortunados y aislados. Los tópicos suponen la consideración de la totalidad por la actuación de una parte, y mucho me temo, aunque no tengo la información suficiente, que en muchos casos en sentido peyorativo. Igual pasa con los gitanos.

También en el caso del Islam, por ejemplo, hay múltiples tópicos que provocan prejuicios en gran parte de la sociedad occidental. En un artículo del diario gratuito 20 minutos se nos habla de los prejuicios mundiales y se nos muestra un atlas mundial de los tópicos, que reproduciremos aquí:

atlas-mundial-prejuicios

 

Se debería, según mi punto de vista, evitar los tópicos en cuestiones de producción cultural siempre y cuando la visión que ofrezcan no sea la real y puedan ofender o incluso perjudicar ciertos colectivos, pensamientos o actitudes. Evidentemente, también creo que se puede hacer, precisamente evitando caer en la idea sencilla, trivial y analizando con un poco más de precisión y profundidad las diferentes realidades que conforman una comunidad o un colectivo. Es necesario cambiar los rumbos de producción cultural teniendo más en cuenta las «diversidades y las singularidades» (http://laventana.casa.cult.cu/modules.php?name=News&file=article&sid=2001) No me estoy refiriendo aquí a que no haya que tratar el nazismo en el caso de Alemania, o la droga en el caso de las fabelas brasileñas. Simplemente quiero decir que no hay que reducir toda consideración cultural acotando la realidad a tales fenómenos. Hay que ejemplificar en el mayor grado posible la diversidad y no quedarse en la simple y fácil formulación de la idea trivial, comunmente aceptada por la mayoría.

Esto es lo que hizo precisamente Joaquín Sorolla cuando el mecenas Milton Hungtintgton le encargó la decoración de una de las salas de la Hispanic Society. Contraviniendo la intención del mecenas rehusó decorar la sala basándose en los tópicos españoles (toros, flamenco, etc..) y buscó dar una imagen más costumbrista. Esta exposición la podemos ver en el Museu Nacional d’Art de Catalunya: «Sorolla, Visión de España».

Me  parece injusto englobar al todo por una parte. Además propongo a productores culturales que hagan una revisión de los tópicos porque las sociedades evolucionan y igualmente sus prácticas, costumbres, pensamientos, etc..

Y me gustaría advertir del peligro que pueden comportar los tópicos de carácter «peyorativo», porque hay que saber que una vez tienes una idea preconcebida de algo es muy difícil cambiarla, aunque luego recibamos alguna información que la contradiga.

Creo que se necesita un enfoque diferente. Mi punto de vista iría encaminado hacía la profundización y la investigación rigurosa, sobretodo en casos en que el tópico pueda generar controversia y marginar ciertos tipos de colectivos al utilizarse de manera peyorativa o al omitir ciertas realidades.

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Enlacés de interés:

Videos:

Los estereotipos (visto por estudiantes universitarios)

Parodia a los estereotipos publicitarios

Estereotipos (fragmentos de películas)
 
Estereotipo de la media (en clave de humor)